
En medio del escándalo por las grandes sumas de dólares gastado en una guerra que nadie apoya, el Parlamento Estadounidense ha decidido que las fuerzas militares en Irak deben comenzar su retirada.
Así lo mandató, el pasado 26 de abril, una estrecha votación al interior del Capitolio. 51 votos a favor y 46 en contra, fueron suficientes para condicionar la entrega de más 100 millones de dólares. "Según el proyecto, los soldados norteamericanos deben estar en casa antes de abril del 2008 y nunca antes del 1 de octubre, para lo cual, los congresistas exigen un mayor compromiso de las autoridades de Bagdad en el control de las acciones rebeldes".
Sin duda, lo anterior ha enfurecido al "number one". De hecho, y a pesar de enarbolar sendas arengas en pro de la "democracia" yankee, Bush ha desafiado directamente al poder legislativo con vetar dicha resolución. Ciertamente, se trata de una acción autoritaria que intenta, cada vez, mantener una guerra incierta y construir una representación social de triunfo, frente a una clara derrota.
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